Ana, Sara y Sofia tienen una edad similar. Al igual de muchas niñas, les encantan las princesas y la película Frozen. También comparten un diagnóstico de neuroblastoma, un tumor canceroso, y están recibiendo tratamiento en St. Jude Children’s Research Hospital.
Cuando Ana y Sara están juntas, hablan en serbio, su idioma natal. Cuando están son Sofia, quien es de Ecuador, las niñas hablan en inglés, su idioma compartido.
No hay comparación entre el tratamiento en Serbia y aquí. En St. Jude, nos dieron esperanza. Y cuando tienes esperanza, puedes luchar.
Hace un año, sus familias no se conocían. Ahora, son inseparables.
A principios del 2014, las familias de Ana, Sofia y Sara estaban desesperadas por conseguir el mejor tratamiento posible para sus hijas después de que cada una fuera diagnosticada con neuroblastoma. Sus búsquedas les llevaron al mismo sitio: St. Jude.
St. Jude está trabajando para incrementar la tasa de supervivencia del cáncer infantil a un 90 por ciento en el espacio de una década. No descansaremos hasta que ningún niño muera de cáncer.
La familia de Ana llegó a St. Jude un poco antes que la familia de Sara. Tenían amigos en común en Serbia. “La familia de Ana me ayudó a decidir que St. Jude era dónde teníamos que estar”, dijo el padre de Sara. “Desde el momento en que llegamos, pienso que hemos recibido lo mejor”, añadió. “El tratamiento de Sara es increíble. Su médico es magnífico”.
Asimismo, la familia de Sofia sabía dónde tenía que estar desde el momento en que llegaron a St. Jude desde Ecuador. “St. Jude siempre está un paso por delante”, dijo la mamá de Sofia. “Cualquier cosa que necesites, te lo dan. Nunca imaginamos que llegaríamos a un sitio como éste”.
Las tres niñas comenzaron planes de tratamiento desarrollados en St. Jude, que incluyen una combinación de quimioterapia, radioterapia, terapia de células NK y un tratamiento de anticuerpos únicamente producido en St. Jude.
Dado que todas empezaron su tratamiento en St. Jude alrededor del mismo tiempo, las niñas y sus familias se volvieron muy unidas después de verse tanto en el hospital y en Target House, la residencia proporcionada para ellos en St. Jude. Celebraron las fiestas juntas, se enfrentaron a su tratamiento y se sintieron en casa aun estando lejos.
Con su apoyo mutuo y el de St. Jude, las familias de las niñas tienen esperanza para el futuro. Las tres niñas han vuelto ya a sus países, y regresarán a St. Jude para sus chequeos. “No hay comparación entre el tratamiento en Serbia y en St. Jude”, dijo la madre de Ana. “En St. Jude, nos dieron esperanza. Y cuando tienes esperanza, puedes luchar”.