Una palabra de aliento en español es a veces tan necesaria, como el tratamiento más efectivo para una enfermedad como el cáncer. Y las voluntarias hispanas de St. Jude Children’s Research Hospital conocen muy bien esta realidad.
Como coordinadora y voluntaria de St. Jude desde la década del 80, Maria Chandler tiene muchas historias para contar. “Yo quedé impactada un día que entró esta señora al hospital. La veo que está muy triste y le hablé español”, recuerda Chandler. “Ella me dice que fue como ver una aparición. ‘Yo he estado rezando todo el viaje’, me decía. Todo porque ella sintió gran alivio al estar yo presente en un momento de gran angustia’”.
“Las familias usualmente llegan cansadas, desesperadas y la presencia nuestra es como un impacto de alegría”, explica Chandler. “Sabemos el idioma. Nos comunicamos. Además de alivio espiritual, les ayudamos a aceptar la jornada de tratamientos”
Memina Franklin es otra voluntaria de St. Jude que habla con mucha satisfacción sobre la experiencia de extenderle esa mano amiga a todos los que entran al hospital, hispanos o no
“Yo siempre he sido muy alegre y siendo mexicana, muy orgullosa de traer la cultura”, dice Franklin. “A veces ni siquiera hay que decir que hablamos español porque simplemente nos ven y por lo general se abren a nosotros”
Chandler siente que a la vez que han ayudado a estos niños, ellas también han tenido la oportunidad de enriquecerse con la experiencia. “Hemos madurado tanto” expresó Chandler. “Hemos aprendido que los niños siempre han sido de porcelana y hay que tratarlos como porcelana. Hay que velar por sus sentimientos y hemos aprendido a velar por su parte interna para poderlos ayudar en esta jornada tan difícil. Estas han sido huellas que nos ha marcado a nosotras para siempre.”
Con más de 50 años de servicio voluntario en conjunto, Maria Chandler y Memina Franklin continúan donando su tiempo a los niños de St. Jude. Ninguna de las dos tiene planes de retirarse de tan bella labor.