Desde pequeño, Luis sabía lo que quería ser cuando fuera grande: Le apasionaba el fútbol y quería ser jugador profesional.
Pero ahora Luis tiene otro sueño. Ahora él quiere ser como Danny Thomas, el fundador de St. Jude Children’s Research Hospital. Porque quiere ayudar a otros niños que están en una situación como la de él.

Luis había sido siempre un niño sano. Nunca se enfermaba. Su cumpleaños número cinco llegó con normalidad y luego entró a la escuela. Un día Katherine y Luis, sus papás, se dieron cuenta de que su pequeño tenía moretones en sus piernitas. Cuando Katherine le preguntó a su pequeño lo que le había pasado, Luis le dijo que se le habían hecho jugando fútbol.

Luis, haciendo una oración en el Danny and Rose Marie Thomas Memorial Garden dentro del campus de St. Jude en Memphis, Tennessee.
Otro síntoma de que las cosas no estaban bien fue la palidez de su piel. Se quejaba de dolor de estómago. Ya preocupados por esta situación, sus papás lo llevaron con el médico, un doctor amigable que siempre animaba y jugaba con Luis y su hermana. Esa visita fue, sin embargo, muy diferente las anteriores. El médico notó la palidez que tenía Luis y los moretones en sus piernas. Su primera sospecha fue cáncer de la sangre. Este diagnóstico lo confirmaron unos estudios sanguíneos. Era cierto: Luis tenía leucemia linfoblástica aguda, un tipo de cáncer infantil que es de los más comunes.

“Cuando escuchamos la palabra cáncer, pensé que Luis iba a morir”, comentó su mamá, Katherine. “Sentí como si estuviera soñando. Y en ese momento lo que más quería era poder despertar. Pero tenía que ser fuerte para resistir, Luis estaba muy enfermo. Fue devastador”, describió Katherine.
Luis fue sometido a dos años de tratamiento en Perú y su cáncer logró entrar en remisión. Su familia veía hacia el futuro con la mirada puesta en el final del tratamiento. Luis estaba emocionado de finalmente poder regresar a la escuela. Pero justo antes del final del tratamiento, nuevos exámenes mostraron que el cáncer de Luis había regresado.
“Estábamos devastados”, recuerda Katherine. Para entonces habían leído sobre St. Jude, y habían logrado ser referidos por sus médicos y aceptados para recibir tratamiento.

“Cuando llegamos a St. Jude y lo conocimos por dentro, fue como algo mágico. Algo increíble”, dijo Katherine.
Luis estaba muy emocionado de ver que el hospital estaba decorado para los niños, con murales muy alegres y con colores brillantes. Cuando Luis tuvo que ser internado, había una habitación para los papás junto a su habitación. Este revolucionario diseño está pensado para que la familia pueda estar junta en todo momento.
“Todos te dan esperanza, te sonríen”, describe Katherine. “A Luis lo tratan con amor y sensibilidad. En St. Jude cuidan no solo de Luis, sino también de nosotros, la familia".

Las familias nunca reciben una factura de St. Jude por nada – porque creemos que la única preocupación de las familias debe ser ayudar a sus hijos a vivir.
En St. Jude, el tratamiento de Luis ha incluido quimioterapia y un trasplante de médula ósea. Él está respondiendo bien al tratamiento. “St. Jude nos ha permitido sentir nuevamente esperanza, y la oportunidad de ser felices. Sabemos que Luis está recibiendo el mejor tratamiento y todo lo necesario”, dijo Katherine. “Es muy notable que todo sea provisto gratuitamente en St. Jude. Es un gran peso que se nos ha quitado de nuestros hombros”, finaliza.
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