Cuando Yamila tenía seis años y vino por primera vez a St. Jude desde su casa en Puerto Rico, ella ya había recibido tratamiento para el cáncer a los tres años de edad.
El cáncer era una vez más su reto más grande.
¿Su segundo desafío? Aprender a manejar su bicicleta.
Unos de los retos más grande que tuvo fuera de lo que era la enfermedad era aprender hacer algo por sí misma. La bicicleta fue ese instrumento que la ayudo a ser independiente y a decir, ‘Yo puedo. Esta es mi meta y lo voy a lograr’.
Era esa misma confianza que le dio a Yamila la fuerza para enfrentar la leucemia linfoblástica aguda (ALL), el cáncer de la sangre más común entre los niños hispanos.
Aparte del dolor en su cabeza y estómago, Yamila recuerda más el dolor de perder su pelo durante el tratamiento.
Ahora a los 15 años de edad, ella ha perseverado contra su cáncer tres veces y ahora está celebrando cinco años de remisión.
Una de las maneras en la que ella celebra, según su mamá, es dejando crecer su pelo.
Su pelo todavía sigue siendo su regalo. Le encanta tener sus risos sueltos y no quiere que nadie se los toque o se los corte.
Yamila viaja a St. Jude cada seis meses para chequeos regulares desde su casa en Puerto Rico.
Aunque ella y su familia estaban felices de volver a la normalidad después del tratamiento, las cosas cambiaron drásticamente cuando el Huracán María devasto la isla en el 2017, y la familia de Yamila se preocupó por su salud.

"No era fácil verlos pasando necesidades”, dijo Yahaira, refiriéndose a Yamila y su hermano mayor, Yariel. “El agua no se consideraba muy potable esos primeros meses y tuvimos siete meses sin luz después del huracán”.
Poco después de que la tormenta se fue, Yahaira y sus dos niños decidieron viajar hasta los Estados Unidos y quedarse con un amigo de la familia. El papá de Yamila se quedó en Puerto Rico y mantuvo contacto con ellos por mensaje de texto y FaceTime.

Yamila y su mamá en un vuelo a los Estados Unidos
Al llegar a los Estados Unidos, Yamila y su familia primero participaron en la Caminata/Carrera de St. Jude.
Ella estaba bien emocionada. Me decía, ‘Quiero completar esta carrera por los niños de St. Jude’. Lo disfruto muchísimo.
Como amante de los animales, Yamila también visito el zoológico local donde alimento a jirafas y poso con dientes de tiburón y cocodrilos.
Durante su tiempo en los Estados Unidos, Yamila incluso aprendió a tocar el piano, el cual se convirtió en su instrumento favorito.

Después de estar tres meses en los Estados Unidos, la familia de Yamila regreso a Puerto Rico donde la electricidad no regreso hasta después de tres o cuatro meses.
“Tuvimos mucho tiempo tratando de recuperarnos”, dijo Yahaira. “Pero gracias a Dios ya todo está volviendo a la normalidad”.

Fue esa etapa larga de recuperación que le recordó la recuperación de Yamila, y como St. Jude salvo su vida.

St. Jude es la oportunidad que necesitábamos, la esperanza que tenemos y el milagro que nos dio. St. Jude nos trató siempre como parte de su familia, se siente ese apoyo, esa seguridad de que todo iba salir bien. Y Yamila es el resultado de eso.
Hoy, en medio de asistir a la escuela, tocar el piano y disfrazarse como un lobo, Yamila le encanta pasar tiempo con su hermano, Yariel, su perra Maya, su gato Nieve y su pececito, Gumby.
Y gracias a donantes como tú, ella también anda en bicicleta, pero ahora sin las rueditas de entrenamiento.
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