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¿SABE USTED...?

Niños y adolescentes que toman antidepresivos

 
 

Los antidepresivos son medicamentos que se usan mayoritariamente para tratar la depresión. La depresión es una enfermedad compleja, que causa sentimientos de tristeza y desesperanza que no desaparecen. Los médicos a veces recetan esos medicamentos para otros trastornos. Algunos de esos trastornos son problemas para conciliar el sueño, ansiedad, orinarse en la cama (enuresis) y algunos tipos de dolor.

Si un médico le receta a su hijo uno de esos medicamentos por alguna razón, debe leer la Guía de medicamentos de la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) que se adjunta.

Si su hijo sufre de depresión, este folleto “Usted sabe” le proporcionará más información sobre esta enfermedad y su tratamiento. 

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad que comprende síntomas de dos áreas amplias. Un área comprende los síntomas físicos: 

  • Sentirse triste o “deprimido”
  • Llorar mucho
  • Sentirse ansioso o irritado
  • Pérdida de energía
  • Sentirse fatigado
  • Problemas para conciliar el sueño 
  • Cambios en los hábitos alimenticios
  • Pérdida de interés en las cosas
  • Menor capacidad para sentir placer o “divertirse”
  • Problemas para prestar atención o pensar

La otra área comprende maneras de ver y pensar sobre sí mismo y el mundo. A esta segunda área de síntomas la llamaremos “pensamientos nocivos”:

  • "Deprimirse” respecto a sí mismo y pensar que se es malo o inútil
  • No poder ver la imagen completa; “estrechez de miras”
  • Creer que no hay esperanza o nada que pueda hacer para ayudar
  • Pensar que la muerte va a terminar el dolor o la frustración

Si su hijo necesita ayuda para enfrentar la depresión, el médico puede recetarle un antidepresivo. Estos medicamentos pueden ayudar a disminuir algunos de los sentimientos que acompañan a esta enfermedad. Con mucha frecuencia, alivian los síntomas físicos.

Beneficios de los antidepresivos

Muchos médicos informan que muchos de sus pacientes se sienten mejor cuando toman esos medicamentos. “Sentirse mejor” a menudo significa tener menos tristeza, menos preocupaciones, menos irritabilidad y llorar menos. Además puede significar más energía, mejor sueño, más interés y placer y un tiempo más agradable prestando atención y pensando.

Los médicos a veces recetan esos medicamentos para otros trastornos. Algunos de esos trastornos son problemas para conciliar el sueño, orinarse en la cama (enuresis) y algunos tipos de dolor. 

Riesgos de los antidepresivos

Estos medicamentos no son eficaces para todas las personas, y muchos no actúan enseguida. Puede pasar tiempo (3 a 6 semanas) antes de ver el beneficio. En el caso de muchos antidepresivos, no hay pautas claras respecto a qué marca usar con cada paciente. De modo que el médico a menudo decide qué medicamento usar basándose en lo que anteriormente le ha dado resultado con sus pacientes. Cuando un paciente comienza el tratamiento, puede haber un período de ensayo y error antes de encontrar el medicamento adecuado. Cada marca y tipo de antidepresivo tiene su propia lista de efectos secundarios posibles. El médico debe informarle de todos los efectos secundarios conocidos de cada medicamento que sugiera para su hijo.

En algunos casos, los antidepresivos pueden ayudar a reducir los síntomas físicos de la depresión. Sin embargo, estos medicamentos no siempre cambian o modifican los pensamientos nocivos del paciente. Por esta razón, gran parte de las investigaciones muestran que los pacientes necesitan tratamiento o asesoramiento por parte de un profesional de la salud mental para obtener el mayor alivio posible para su depresión. Entre los profesionales de la salud mental se cuentan los psicólogos, los profesionales que llevan a cabo las pruebas psicológicas y los trabajadores sociales psiquiátricos.

Un nuevo descubrimiento

Investigaciones recientes realizadas en Inglaterra informan que los niños y adolescentes con depresión que tomaban antidepresivos pensaron en el suicidio o intentaron suicidarse con mayor frecuencia que los que no los tomaban. En respuesta a este informe, el FDA examinó los resultados de 24 estudios de investigación realizados en niños y adolescentes. Los pacientes en esos estudios estaban deprimidos o tenían otras enfermedades. Cada uno de los pacientes tomó un comprimido de azúcar o un antidepresivo durante 1 a 4 meses.

Nadie se suicidó en esos estudios. Sin embargo, entre los que tomaron antidepresivos, 4 de cada 100 pacientes hablaron abiertamente sobre pensamientos suicidas o sobre hacerse daño. Sólo 2 de cada 100 pacientes que tomaron los comprimidos de azúcar tuvieron esos pensamientos. Los investigadores no creen que los antidepresivos fueran los causantes de los pensamientos suicidas de los pacientes. Frecuentemente, tales pensamientos y acciones son causados por la depresión. Pero al reducir los síntomas físicos, estos medicamentos pueden dar a esos pacientes más energía para concentrarse en sus pensamientos nocivos y guiarse por ellos. Nuevamente, por eso es tan importante tratarse con un profesional de la salud mental como parte del plan de tratamiento. Permitirá al paciente y al profesional de la salud metal hablar al respecto y modificar los pensamientos nocivos.

Algunos niños y adolescentes corren mayor riesgo de cometer suicidio. Entre estos se encuentran aquellos con:

  • Trastorno bipolar (también llamada enfermedad maníaco-depresiva);
  • Antecedentes familiares de trastorno bipolar; o
  • Antecedentes personales o familiares de intentos de suicidio.

Si alguno de los puntos anteriores describe a su hijo, dígaselo al médico antes de que su hijo tome un antidepresivo. 

Vigile si su hijo tiene cambios repentinos

Vigile atentamente en busca de cambios repentinos en el carácter o las acciones de su hijo. Procure la ayuda de otras personas cercanas a su hijo para vigilar esos cambios. Esas personas podrían incluir al médico, al profesional de la salud mental, hermanos, hermanas, maestros e incluso al paciente. Preste mucha atención al carácter y las acciones de su hijo cuando comience a tomar un antidepresivo o cuando se modifique su dosis.

No tema hacer preguntas directas a su hijo. ¿Se ha sentido tan mal que ha pensado en hacerse daño? ¿Ha pensado que la muerte podría ser la única vía de salida de la rutina en la que se siente atrapado? Hacer esas preguntas no implanta ideas en la mente de su hijo. Al contrario, le da al niño o adolescente permiso para hablar sobre las ideas que ya están allí.

Signos de advertencia

Informe de inmediato al médico o profesional de la salud, si su hijo manifiesta alguno de estos signos por primera vez o si parecen empeorar. 

  • Pensar en el suicidio
  • Intento de suicidio
  • Está deprimido (recientemente o empeora)
  • Está ansioso (recientemente o empeora)
  • Está muy agitado o inquieto
  • Ataques de pánico
  • Problemas para conciliar el sueño
  • Está irritable (recientemente o empeora)
  • Actúa agresivamente, con enojo o violencia
  • Actúa de acuerdo a impulsos peligrosos
  • Se mueve y habla muchísimo más
  • Otros cambios inusuales en la conducta o el carácter

Nunca permita que su hijo deje de tomar un antidepresivo sin hablar primero con el médico. Interrumpir abruptamente estos medicamentos puede causar otros problemas.

Cuándo ver al médico

Después de comenzar a tomar un antidepresivo, su hijo debe consultar al médico periódicamente.

Hable con el médico de su hijo sobre los beneficios y los riesgos

Hablar más francamente del suicidio es sólo uno de los efectos secundarios posibles de los antidepresivos. Pida al médico de su hijo que le explique todos los efectos secundarios conocidos del medicamento elegido. Además, pregúntele cuáles son los medicamentos que su hijo debería evitar al tomar un antidepresivo. Usted y su hijo deben hablar con el médico sobre todas las opciones de tratamiento, que incluyen el tratamiento o el asesoramiento de un profesional de la salud mental. Asegúrese de hablar de todos los riesgos que implica tratar la depresión, así como de los riesgos de no tratarla. 

¿Preguntas?

Para saber más de la depresión y el uso de antidepresivos para niños y adolescentes, hable con el médico de su hijo de St. Jude, el profesional de salud mental o el farmacéutico. Si se encuentra en el área local, llame al 595-3300. Si se encuentra fuera del área de Memphis, marque el número gratuito 1-866-2STJUDE (1-866- 278-5833), y marque 0.

 


 

Este documento no intenta reemplazar el cuidado y atención de su médico personal o de otros servicios médicos profesionales. Nuestro objetivo es promover una participación activa en su cuidado y tratamiento proporcionándole información y educación. Preguntas sobre problemas personales de salud u opciones de tratamientos específicos deben ser tratadas con su médico.

 

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