Voluntariado con corazón

Donar tiempo también contribuye a la misión de salvar vidas de St. Jude.

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Ana Filpo, voluntaria de ALSAC

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Cuando yo vivía en Santiago, República Dominicana, siempre tuve un llamado de querer ayudar a las personas. Estudié en un colegio católico de monjas. En los fines de semana, mis padres me llevaban a un hospicio de la ciudad donde había personas de la tercera edad. Cada vez que íbamos, yo les llevaba paletas y galletitas. Así empezó mi llamado de querer ayudar.

Años más tarde, viviendo en Nueva York, recolecté juguetes y luego los distribuí a niños pobres durante mis visitas a casa en la República Dominicana. Sigo regalando juguetes y equipos médicos, como andadores, sillas de ruedas, pañales y otros artículos. 

En 2017, me enteré de St. Jude Children's Research Hospital® mientras miraba la televisión con mi prima. Ella me motivó a llamar. Yo le dije, ‘me gustaría ayudar a los niños con cáncer’.  Llamé a la oficina de ALSAC en la ciudad de Nueva York, la organización de recaudación de fondos y concientización de St. Jude, e hice una cita para una entrevista.

Así comencé a pasar tiempo en la oficina haciendo todo lo que podía para ayudar, incluido el envío de folletos e invitaciones para eventos. Iba dos o tres veces a la semana. Y luego comencé a trabajar en los eventos, y no he parado hasta la fecha. 

St. Jude me permite ayudar a niños inocentes que han sido diagnosticados con enfermedades graves y que tienen todo el derecho a realizar sus sueños, como cualquier otra persona.

Ahora, varios de mis amigos que desde entonces también se han convertido en voluntarios, vamos y regresamos juntos de las recaudaciones de fondos.

Asistimos a radiotones, cenas, galas, torneos de golf y participamos en otras actividades anuales, como la caminata St. Jude Walk. Yo siempre me encargo de que las personas tengan transporte.  

He asistido a eventos en muchas áreas de la región noreste de Estados Unidos, incluyendo los Hamptons, en Nueva York, además de Nueva Jersey y Connecticut.  A veces he ayudado en tres eventos en una semana. Y en cada uno ayudo con todo lo que pueda ser necesario: decorar mesas con flores y velas, repartir entradas para sorteos, coordinar las subastas silenciosas, dar la bienvenida a los invitados y asegurarme de que se sientan bienvenidos y cómodos. También me aseguro de recordarles a todos la importancia de su participación. 

Mi corazón se llena de mucha alegría cada vez que estoy en un evento, porque tengo la oportunidad de escuchar a las familias y a los niños ayudados por St. Jude ynsé que con mi ayuda se beneficiarán de alguna manera. Eso me motiva a seguir siendo voluntaria.  

St. Jude me permite ayudar a niños inocentes que han sido diagnosticados con enfermedades graves y que tienen todo el derecho de realizar sus sueños, como cualquier otra persona.

Siempre digo que ver a muchas personas en un mismo lugar, haciendo cosas bonitas, es algo bueno. 

Recientemente fui reconocida por mis años de servicio por la oficina de ALSAC de Nueva York. Estoy agradecida por el reconocimiento, pero aún más agradecida de poder ser voluntaria y ayudar, de alguna manera, a la misión de salvar vidas de St. Jude.

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