Sostenidos por la esperanza
Después de un diagnóstico de cáncer, la familia de Mateo encontró consuelo en St. Jude.

11 de agosto de 2025 • 1 mínimo
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Nancy lleva tres años trabajando como enfermera en un consultorio médico especializado en oído, nariz y garganta. Allí ha sido testigo de los difíciles momentos por lo que atraviesan muchos pacientes. Sin embargo, nada la preparó para el día en que se intercambiaron los roles.
Una semana antes del primer cumpleaños de su hijo Mateo, Nancy recibió una noticia devastadora tras una visita médica: su bebé tenía un tumor en la pelvis. El diagnóstico fue rabdomiosarcoma, un tipo de cáncer raro y agresivo que afecta los tejidos blandos. En un instante, esta madre sintió que el mundo se le venía abajo.
"Fue desgarrador, impactante e inesperado", recordó. "Lo único que pudimos hacer fue llorar, porque no podíamos creer lo que estaba pasando".
Nancy y su esposo, José, se aferraban a su fe, buscando fortaleza para enfrentar los retos que se aproximaban.
“Acepta lo que es, deja atrás lo que fue y confía en lo que está por venir”, se repetía José una y otra vez.
Después de someterse a una biopsia del tumor, Mateo fue referido a St. Jude Children's Research Hospital® en Memphis, Tennessee. St. Jude ofrece muchos estudios clínicos para niños, adolescentes y adultos jóvenes con enfermedades graves. Mateo cumple con los criterios para una investigación clínica para participar en un estudio que evalúa un nuevo tratamiento para el rabdomiosarcoma.
Nancy y José no sabían qué hacer al principio. Les preocupaba dejar sus trabajos temporalmente mientras se mudaban al otro lado del estado de Tennessee para cuidar de Mateo. Pero luego se enteraron de que las familias nunca reciben una factura de St. Jude por tratamiento, transporte, hospedaje ni alimentación. Después de hablar con un médico del hospital de investigación, se sintieron tranquilos con su decisión.
"Nos explicó todo, incluso el tipo de protocolo al que él (Mateo) calificaba. Después de hablar con él, decidimos que sí queríamos ir a St. Jude", dijo Nancy.
Mateo llegó a St. Jude en julio de 2024. Nancy dijo que lo que más recuerda de esa época son los gritos de dolor de Mateo, que eran desgarradores.
"En el momento en que llegamos a St. Jude, todos nos recibieron en la puerta principal y, desde ese momento, supe que él iba a estar bien", dijo. "Al instante, empezaron a controlar su dolor y se enfocaron en Mateo. Sentí esperanza en ese momento”.
Los inicios de una familia y un diagnóstico de cáncer
Mateo es el primer hijo de Nancy y José, cuya historia de amor comenzó en una tienda de novias en Tennessee. En 2018, Nancy estaba trabajando allí cuando José, de visita desde Texas, entró a alquilar un esmoquin para la fiesta de quince años de su prima. Él iba a participar del evento como chambelán, uno de los jóvenes que acompañan a la cumpleañera.
Lo que empezó como una simple conversación continuó en un chat en redes sociales que dio origen al inicio de algo especial. Con el tiempo, su relación se hizo más profunda. Años después, José se mudó a Tennessee para estar con Nancy.
"A lo largo de los años, nuestra relación se ha fortalecido”, dijo Nancy. “Hemos pasado por muchas cosas en estos siete años que hemos estado juntos".
El embarazo de Nancy fue una grata sorpresa. Mateo nació pesando siete libras y con el cabello oscuro. Mateo, cuyo nombre significa "regalo de Dios", llegó como eso: una bendición para sus padres.
El parto no fue sencillo. Complicaciones inesperadas obligaron a Nancy y a Mateo a permanecer en el hospital más tiempo del previsto. Esos primeros días estuvieron llenos de preocupación, pero en medio de la incertidumbre, Mateo trajo mucha felicidad a sus padres y a su familia. Después de que Mateo llegó a casa, las semanas rápidamente se convirtieron en meses, y el pequeño se volvió más enérgico. Le encantaba jugar con Zoe, la mascota de la familia, y jugar con sus carritos de juguete. Al poco tiempo, ya estaba gateando.
Nancy se preparaba con ilusión para celebrar su primer cumpleaños en el verano de 2024. La abuela de José había comprado piñatas, y la pareja había alquilado un lugar para festejar con familiares y amigos. Nancy estaba a punto de comenzar a armar los centros de mesa cuando notó que Mateo se sentía mal.
Sus cambios de pañal se volvieron menos frecuentes. Después, su llanto comenzó a sonar diferente, como si estuviera sufriendo. Fueron al hospital infantil más cercano, donde su condición continuó empeorando. Su dolor parecía intensificarse cada hora.
Una tomografía computarizada reveló la presencia de una masa.
"Dijeron que tenían la sospecha de que era cáncer", recordó Nancy.
La masa ejercía presión sobre sus órganos internos y creaba obstrucciones que impedían el funcionamiento normal de su cuerpo.
"Sentíamos que su estómago seguía creciendo", recordó Nancy. "Estaba sufriendo tanto que ni siquiera podías darle la vuelta sin que llorara. Quería que lo consoláramos, pero al mismo tiempo, tenía mucho dolor".
El camino hacia la esperanza
En St. Jude, Mateo fue admitido y, en cuestión de días, comenzó la quimioterapia. Su mamá dijo que vio una mejoría instantánea. Más tarde, recibió radioterapia con haz de protones.
El 12 de diciembre de 2024, recibió su último tratamiento de radioterapia. Se trata de una fecha con gran significado para la familia, pues coincide con el Día de la Virgen de Guadalupe, una celebración profundamente arraigada en la cultura mexicana y en muchas comunidades hispanas.
"Fue un día especial para que él terminara la radiación”, dijo Nancy, cuya madre es originaria de México y su padre de Guatemala.
Mateo continúa recibiendo tratamiento en Memphis.
“Está increíblemente bien", dijo su mamá.
En Memphis, la familia encontró un hogar temporal en The Domino’s Village, la opción de vivienda más reciente construida para pacientes de St. Jude. Este espacio ofrece alojamiento a corto y largo plazo para hasta 140 pacientes y sus familias.
"Nos sentimos como en casa", dijo.
Nancy y José, junto a sus padres que los visitan con frecuencia, disfrutan ver a Mateo crecer y descubrir el mundo cada día. En St. Jude, el niño recibe fisioterapia y a menudo se le ve con pequeños juguetes en mano, casi siempre un carrito. También ha empezado a encariñarse con sus médicos.
"St. Jude es una bendición, desde los médicos hasta las enfermeras, cada persona nos ha ayudado de alguna manera", dijo Nancy.
