El papá de Romeo reflexiona sobre el tratamiento de su hijo en St. Jude
A los 10 años, Romeo fue diagnosticado con un tumor cerebral.

29 de mayo de 2025 • 6 mínimo
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Cuando nació mi único hijo, Romeo, fue un día muy lindo para nosotros. Yo me acuerdo de que llamé a mi mamá y mi papá en México para darles la buena noticia, que su nieto había nacido. Sin duda, fue uno de los días más felices de nuestras vidas.
Tenía muchas esperanzas y estaba emocionado de ver todo lo que la vida tenía para ofrecerle a mi pequeña familia.
Como todo padre, uno quiere que su hijo sea lo que no pudimos ser. A mí me gusta mucho el fútbol y a Romeo lo llevaba al campo a jugar cada vez que tenía la oportunidad. A él también le gustaba estar conmigo jugando cuando yo estaba cortando el césped en el patio. Siempre estaba detrás de mí.
En los primeros meses de 2024, cuando Romeo tenía 10 años, le diagnosticaron un ependimoma, un tumor cerebral que resultó ser canceroso. Se me vino el mundo abajo. Esta vez, también llamé a mi mamá y a mi papá. Fue difícil decirles. No dejaba de llorar.
Romeo se sometió a dos cirugías en un hospital a unas dos horas de nuestra casa en Missouri. Eso fue antes de ser referido a St. Jude Children's Research Hospital® en Memphis, Tennessee.
Cuando llegué a Memphis tenía miedo. Le pedí a mi papá, quien es muy unido a Romeo, que nos acompañara. Tenía que ser fuerte por mi hijito, pero también necesitaba que mi papá me apoyara. Era la única manera en que podía ser fuerte por mi hijo.
Todo lo que sabía de este hospital era lo que había visto en la televisión. Cuando entramos a St. Jude, y después de hablar con los doctores y las enfermeras, sentí paz y tranquilidad. Cualquier pregunta que tenía, ellos rápido respondían y nos daban mucha esperanza. Nos decían que el cáncer solo es una palabra y que harían todo lo que pudieran por mi hijo. Uno escucha ‘cáncer’ y se imagina muchas cosas. En St. Jude, nos hacen la vida más fácil y nos quitan los miedos que tenemos. Siento que nosotros estamos seguros ahí. Incluso el niño se siente muy a gusto ahí.
Romeo terminó su tratamiento en junio de 2024 y los médicos de St. Jude nos dieron un buen pronóstico.
Cuando regresamos a casa, teníamos muchas ganas de seguir adelante con nuestras vidas y vivir. En agosto, Romeo, su mamá y yo nos fuimos de vacaciones a una playa en Florida, uno de los lugares favoritos de mi hijo. Le encanta el agua y le gusta nadar.
Romeo volvió a la escuela y se siente bien. Es un niño muy alegre. Y eso es todo lo que necesito para estar feliz. Disfruto cada momento con mi familia.
