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La paciente de St. Jude Amris y su hermana sonríen mientras están sentadas junto a las escaleras del parque.

Amris, paciente de St. Jude, y su hermana en 2020

 

Amris, paciente de St. Jude, trajo tanta alegría a su familia y amigos

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Ross y Marlee planeaban llevar a su bebé feliz y saludable, Amris, a la playa justo después de su visita al médico.

Tristemente, este plan no pudo ser cumplido. A las diez de la noche del mismo día de su visita, los médicos encontraron una masa del tamaño de un kiwi en la parte inferior de su cerebro. En julio de 2012, a Amris se le diagnosticó ATRT, tumor canceroso agresivo.

Tras una larga cirugía, los cirujanos pudieron remover parte del tumor, pero su pronóstico todavía era desalentador. Los médicos le recomendaron a Ross y Marlee que pasarán más tiempo con Amris y le tomaran muchas fotos. “Fue entonces supimos que nos esperaba una larga pelea”, dijo Ross.

 
Amris, paciente de St. Jude, con un vestido rosa y una tiara de princesa con una expresión seria.

Amris , paciente de St. Jude, en 2012

 

Amris llegó al St. Jude Children’s Research Hospital. “Tan pronto cruzamos esas puertas, simplemente… nos sentimos mejor”, dijo la mamá de Amris, Marlee. “Fue como un gran alivio. Empezamos el tratamiento y nos dieron esperanza”.

 
Amris, paciente de St. Jude, sentada en una silla amarilla de hospital junto a su madre sonriente.

Amris, paciente de St. Jude, en 2012 con su mamá, Marlee

 

Mientras estaba en tratamiento, una de las cosas favoritas de Amris era bailar en un área común del piso de hospitalización. Después de varios meses, las pruebas no mostraron evidencia de enfermedad y Amris pudo regresar a casa. “Todos rompimos a llorar”, dijo su padre, Ross. “Habíamos llegado tan lejos de 'esto es casi imposible de superar' hasta ahora, 'lo hemos superado'”.

 
La paciente de St. Jude, Amris, se ríe mientras cubre la nariz de su papá en broma.

Amris, paciente de St. Jude, en 2012 con su padre, Ross

 

Amris comenzó la escuela y se convirtió en una hermana mayor. Estuvo libre de cáncer durante cinco años. Pero en 2018, las pruebas hechas durante un chequeo en St. Jude mostraron que su cáncer había vuelto. La larga lucha se reanudó.

Los desarrollos de investigación en el tratamiento de tumores cerebrales continuaron durante el tiempo que Amris estuvo en remisión. “Es increíble ver el crecimiento en el campo de la investigación”, dijo Ross en 2019. “Tienen tratamientos específicos para situaciones de recaída como la que estamos ahora. Nos aferramos a la esperanza, y St. Jude nos brinda esa esperanza. Sabemos que están aquí trabajando. Sabemos que su objetivo es ayudar a estos niños, niños como Amris”.

 
Amris, paciente de St. Jude, sonríe en el parque con su padre y su hermana.

Amris, paciente de St. Jude, con su padre y su hermana en 2020

 

Ella siempre está sonriendo, siempre tiene amor en su corazón abierto para todos, e incluso en las situaciones más difíciles, sonríe para superarlas. Es más fuerte que mi esposa o que yo, te lo puedo garantizar, y es simplemente mi heroína

Ross, papá de Amris

 
Amris, paciente de St. Jude, sonríe mientras está sentada en las escaleras del parque con su madre y su hermana.

Amris, paciente de St. Jude, con su madre y su hermana en 2020

 
 

En los EE. UU., 4 de cada 5 niños sobreviven al cáncer, pero en muchos países solo 1 de cada 5 niños que lo padecen sobrevivirá. No descansaremos hasta que ningún niño, en ningún lugar, muera de cáncer.

 
 

Desafortunadamente, aunque las investigaciones y los tratamientos le dieron a Amris más tiempo de vida, no sobrevivió a la recurrencia de su cáncer. Amris falleció días antes de su undécimo cumpleaños.

 
La paciente de St. Jude Amris y su hermana sonríen mientras están sentadas en el parque.

Amris, paciente de St. Jude, y su hermana en 2020

 

Amris trajo tanta alegría a su familia, amigos y a todos los que la conocieron en St Jude. Fue amada y apreciada. Su sonrisa no será olvidada.

 
 
Amris, paciente de St. Jude, sentada sonriendo cerca de columnas de mármol con su madre, su padre y su hermana.

Amris, paciente de St. Jude, con su familia en 2020

 

No descansaremos hasta que ningún niño muera de cáncer. La búsqueda de curas debe continuar para niños como Amris.

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